A pesar de que México se posicionó como el cuarto mayor productor de autopartes desde 2021 a nivel mundial, el sector aún enfrenta grandes desafíos en la cadena de proveeduría.
Aunque desde hace más de dos años y medio, en Cuautitlán, Estado de México, se ensambla un vehículo totalmente eléctrico -el Mustang-Mach E de Ford-, el sector automotriz en México está en un punto de inflexión y la llegada de Tesla podría ser el impulso que necesitaba la industria para transformarse y adaptarse a los nuevos tiempos.
A pesar de que México se posicionó como el cuarto mayor productor de autopartes en 2021 a nivel mundial, y se mantuvo en esa posición en 2022, el sector aún enfrenta grandes desafíos en la cadena de proveeduría. Manuel Montoya, presidente de la Red Nacional de Clústers de la Industria Automotriz, destaca que uno de los grandes huecos en la cadena de valor son las baterías de litio, las cuales son fundamentales para este tipo de vehículos. México aún no ha extraído ni una sola gota de este mineral, lo que dificulta la producción de baterías en el país.
Las baterías de litio son consideradas como un componente clave dentro del T-MEC, ya que junto con otros elementos como los ejes y chasis, deben sumar un Valor de Contenido Regional de al menos 75%. De lo contrario, las empresas podrían enfrentar aranceles al momento de exportar los vehículos producidos en México.
Sin embargo, según Manuel Montoya, presidente de la Red Nacional de Clústers de la Industria Automotriz, México aún no cuenta con empresas que fabriquen baterías para vehículos eléctricos, lo que supone un hueco importante en la cadena de proveeduría.
“No hay empresas mexicanas que hagan baterías, yo no sé si las vaya a haber. Baterías para vehículo eléctrico, no baterías tradicionales, en esto tenemos muchísima experiencia. Ese es un hueco importante”, destaca Montoya.
El otro gran hueco es la parte relacionada con la electrónica. Desde que comenzó la pandemia por Covid-19, ha habido un gran hueco en la producción de electrónica, que ha repercutido en la producción automotriz. México no produce estos componentes, pero el país vecino del norte ha emprendido esfuerzos para contar con fabricantes de semiconductores para la región de América del Norte. Esto podría mejorar la situación en México.
“Yo esperaría que se desarrolle una industria más integrada de electrónica en la región, porque los coches eléctricos u autónomos van a tener mucha más electrónica y eso no podemos seguir importándolo del otro lado del mundo”, añade.
A mediados del año pasado, Quanta Computer, una empresa taiwanesa especializada en el diseño y fabricación de productos electrónicos para su uso en tecnologías de la información, anunció una inversión de 130 millones de dólares para duplicar la superficie de su planta en Monterrey, Nuevo León. Esto podría mejorar la situación de producción de electrónica en México y, por lo tanto, también la producción automotriz.
Según algunos expertos, Quanta es el proveedor clave de Tesla para el suministro de componentes electrónicos, por lo que su expansión es una acción estratégica enfocada en ampliar su capacidad de proveeduría para el fabricante estadounidense.
De acuerdo con la INA, de cada cinco autopartes de un Tesla, una corresponde a proveeduría mexicana.
Al cierre de 2022, los arneses, hilos y cables fueron las autopartes más exportadas por México a otros mercados, con un monto de 10,400 millones de dólares, seguidos de partes troqueladas y accesorias para carrocerías, asientos y sus partes, así como cajas de cambio con sus partes.
El gerente de Estudios Económicos de la INA, Julio Galván, afirmó durante una conferencia de prensa que “un 80% de un vehículo eléctrico producido en México ya tiene partes hechas en nuestro país”.
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