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La próxima década será de consolidación y aceleración de la innovación responsable. Afectará a todas las industrias, incluyendo las de alto riesgo. impulsando el progreso en desafíos globales como el cambio climático, el agotamiento de los recursos y la desigualdad social.

Pero existe una idea errónea respecto a que la innovación responsable solo refiere a investigación y desarrollo.  Además de saltos tecnológicos para objetivos ambiciosos, la innovación responsable depende de la innovación en el pensamiento y de la práctica, la política y el lenguaje.

Entre otras cosas, implica desacreditar mitos, como la idea de que la descarbonización está en conflicto con el crecimiento, con el progreso o con la rentabilidad. También que la sostenibilidad consiste en excluir empresas o sectores “sucios”, lo que es poco realista a corto plazo.  En un mundo ideal, las compañías de combustibles fósiles serían cosa del pasado, pues toda la energía procedería de fuentes renovables.  Sin embargo, la producción de petróleo y gas es necesaria para garantizar la seguridad energética mundial a corto plazo.  De manera que es necesario el compromiso para facilitar que las operaciones en las industrias del petróleo y del gas se realicen con las mejores prácticas y las emisiones disminuyan en el tiempo.  Ante operaciones, productos y servicios que pueden volverse obsoletos el diálogo y compromiso entre inversores y empresas sobre mejores prácticas incentiva un cambio positivo, que incluye a los proveedores y trata de apoyar la transformación de estas industrias mediante inversión en capital fijo verde, es decir actividades ambientalmente sostenibles.

Incluso la industria automotriz se está transformando para sobrevivir y la mayoría de sus principales actores están comprometidos con una producción completamente eléctrica en un plazo previsible. La gran inversión que se ha acometido en baterías de iones de litio ya genera una fabricación barata a gran escala.  De todas formas, las empresas que fabrican baterías necesitan innovar y las de automóviles invertir y priorizar tecnologías emergentes escalables y eficientes en cuanto materiales.

Por otra parte, la innovación responsable puede traducirse en oportunidades relacionadas con la biodiversidad, agrotecnología y educación y aprendizaje para la vida.

Biodiversidad. 90% de la pérdida de biodiversidad se ha producido como resultado de la extracción y procesamiento de recursos naturales. Pero solo 8,6 % de los recursos utilizados se recicla o recupera. Además, la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza de una manera u otra.  Así que la COP 15 de Naciones Unidas en Montreal ha acordado detener la pérdida de biodiversidad para 2030.  A ello puede contribuir la inversión en actividades de reutilización, así como el fomento de la economía y el diseño circular, mediante productos duraderos, modulares, fácilmente reparables, restaurables o reutilizables, sin desperdicio. Accenture estima un potencial de 4,5 billones de dólares para 2030.  Ello incluye la conversión industrias destructivas, como la tala y la perforación en actividades regenerativas.

Agrotecnología. La inversión en agrotecnología puede aumentar el rendimiento de los cultivos, con impacto social. Drones, inteligencia artificial, vehículos autónomos y conectividad (6G) facilitan procesos agrícolas más eficientes, mayor precisión, seguridad alimentaria, rendimientos de los cultivos, alimentos más baratos y dietas más saludables, con menor desperdicio, mayor reforestación, absorción de carbono y restauración de la biodiversidad.  Hay que tener en cuenta que donde hay sistemas de energía renovable las prácticas agrícolas se vuelven más eficientes. Todo ello libera tiempo y produce mayores oportunidades de educación y empleo.

Educación y aprendizaje para la vida.  Incluso la UE ha elegido 2023 como «Año Europeo de las Capacidades». Más personas se están volviendo a capacitar, lo que refleja poblaciones más longevas, nuevas tecnologías y mayor libertad para trabajar de forma remota. Además, el aprendizaje atrae a más mujeres a la ciencia y la tecnología.  El resultado es que la mejora de la educación aumenta el potencial de ingresos y favorece el cambio cultural y la innovación para una economía sostenible.

Publicado originalmente por: https://diarioresponsable.com/opinion/35354-la-decada-de-la-innovacion-responsable

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