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El líder de la innovación en P&G: “La inteligencia artificial es la precursora de una gran revolución tecnológica”

Víctor Aguilar comenzó su carrera como lo hacen muchos profesionales antes de finalizar sus estudios: haciendo una “pasantía” durante el verano de 1999. “Por entonces, todavía teníamos una división de alimentos y mi trabajo era desarrollar el nuevo sabor de una bebida de chocolate”, relata en una entrevista con D+I – EL ESPAÑOL, durante la visita de este medio a la base de Procter & Gamble (P&G) en Ginebra (Suiza).

Sus primeros pasos en la compañía estadounidense los dio en sus instalaciones de México D.F. (México) y, tras graduarse como ingeniero químico, empezó a trabajar en el Centro de Innovación Regional que en este momento tenían en Venezuela.

Después de casi 34 años, varios de ellos en Bruselas (Bélgica), ahora es el director de Investigación, Desarrollo e Innovación de esta multinacional desde Cincinnati (Ohio, EEUU), un cargo global que Aguilar pasó a asumir en 2020 y desde el que gestiona alrededor de 2.000 millones de euros anuales.

Cuando menciona el tiempo que pasó en la capital belga se le iluminan los ojos: “Allí fue donde realmente me formé sobre los procesos de innovación, el rol que juega en ello la tecnología y a entender a los consumidores en un negocio muy diversificado para resolver sus problemas”.

P&G tiene tras de sí una andadura de casi dos siglos. Nació en 1837 en la misma ciudad donde está ubicada su sede global en EEUU y su negocio principal era la venta de jabones y velas de larga duración –en esos años aún no había electricidad en los hogares–. “Se trataba de ofrecer una solución a las preocupaciones del día a día, y es lo que seguimos haciendo. La innovación sigue siendo parte de nuestro ADN”, asegura el directivo.

Innovación para el consumidor

Desde aquel remoto siglo XIX, los hogares y los hábitos del consumidor han experimentado una profunda transformación guiada por la propia evolución de la sociedad, como también lo ha hecho la forma en que se innova.

Pero Aguilar no necesita echar la vista tan atrás. Repasando su propia trayectoria dentro de la compañía, apunta a un cambio fundamental: “Hace 30 o 40 años la innovación estaba más dirigida a la tecnología misma. Alguien inventaba un producto y el siguiente paso era venderlo”.

Lavado en frío

El 60% de la huella de carbono del lavado de ropa en Europa proviene del calentamiento del agua. Por eso, uno de los proyectos en el que más empeño ponen desde el área de innovación en P&G, junto a fabricantes de lavadoras y lavavajillas, es al desarrollo de productos con los que obtener buenos resultados con el lavado en frío.

“Ahora no, ahora los procesos de innovación son muchos más lentos, más precisos, más dirigidos, gracias al empleo de herramientas de software o de inteligencia artificial”, afirma. Dirigidos al consumidor, “poniéndole en el centro”, un mantra que se repite desde hace unos años en todas las empresas de bienes de consumo.

Un consumidor al que “monitorizan” para conocer cuáles son sus necesidades, algunas muy claras y que son capaces de identificar, pero también otras de las que apenas es consciente, apunta Aguilar. Con todo ello, desde esta compañía bicentenaria son capaces de “entender” cuáles son las prioridades de sus usuarios.

Criterios como la sostenibilidad o la seguridad de los materiales que se utilizan para la elaboración de productos se han introducido hace pocos años, y, a su vez, se han incorporado a unos procesos de industrialización automatizados y “más costosos”. Pero, en el caso de P&G, generar innovación significa que “esto [los costes] no repercuta en los consumidores”. 

“La innovación sigue siendo parte de nuestro ADN. Nacimos para ofrecer una solución a las preocupaciones del día a día, y lo seguimos haciendo”

“Los criterios ahora son más complejos, pero tenemos herramientas que nos dan las pautas sobre cómo obtener el mejor rendimiento a nuestros proyectos a medio y largo plazo, o cuáles son las tecnologías que serán más viables en áreas como la biotecnología o la sostenibilidad”, pone como ejemplo.

Entre esas herramientas menciona la inteligencia artificial como la tecnología precursora de una “gran revolución, que va a permitir que las compañías den un salto en sus procesos de innovación”.  En su caso, para desarrollar productos más sostenibles, “para ser más eficaces, pero también porque consumen menos energía”.

Víctor Aguilar junto al grupo de periodistas durante la visita a las instalaciones de P&G.

‘Startups’ y universidades

Para ello, Víctor Aguilar dispone de un presupuesto de 2.000 millones de euros anuales y cuenta con un equipo de 7.600 investigadores y científicos – 2.000 en Europa–, en los 13 centros de I+D que la multinacional tiene distribuidos por todo el mundo. Trabajan en red “gracias a la tecnología”, lo que les ayuda a encontrar “mejores ideas y soluciones”, apunta Aguilar, recalcando el trabajo de colaboración que se lleva a cabo dentro de su área.

Pero no únicamente. En la búsqueda de esa innovación han desarrollado un programa dirigido a startups y otro a través del cual colaboran con universidades para nutrirse de lo que en estos ecosistemas se desarrolla e investiga. En el caso de las empresas emergentes, no sólo se nutren de sus ideas y conocimientos, también aceleran propuestas y les abren el camino para que establezcan relaciones más allá de P&G.

“Hace 30 años la innovación estaba dirigida a la tecnología misma, ahora está enfocada al propio consumidor”

El directivo pone como ejemplo un nuevo insecticida que han empezado a comercializar en EEUU tras conocer el proyecto de una empresa que había desarrollado fórmulas naturales para repeler insectos: “Empezamos a trabajar con ellos no sólo para entender cómo funcionaba, también para proveerle conocimientos y que el producto fuera más efectivo, y ahora contamos con un nuevo producto, Zevo, en nuestro catálogo”.

En cuanto a la relación que mantienen con las universidades, explica que han identificado ciertas áreas en las que investigar, como el desarrollo de materiales más sostenibles, y a partir de ahí establecen alianzas cuyo fin último es la transferencia de conocimiento.

“Mucha de la tecnología que incorpora nuestra crema Olay ha sido desarrollada gracias a la ciencia que se genera en una de las universidades que colabora con nuestro centro de innovación en Reading (Reino Unido). Ellos nos han ayudado a entender cómo la piel absorbe ciertos materiales y reacciona ante ellos para saber cuál es la mejor manera de crear una fórmula”, detalla.

P&G ha acumulado a lo largo de su historia alrededor de 37.000 patentes activas y su objetivo es no parar de engrosar esta cifra. Una de las últimas está relacionada con la purificación de plásticos del empaquetado de productos para cambiar su proceso de reciclaje y “ayudar a que el mundo sea mejor”, concluye.

Detergente para astronautas

Cuando un astronauta se lanza una misión espacial, su equipaje es limitado y el número de prendas que lleva en él se reduce al mínimo. Durante dos o tres años viven en un lugar cerrado, donde la higiene de los tripulantes es esencial para la buena convivencia. Esto implica también lavar la ropa en unas condiciones donde el agua disponible es limitada y los ingredientes no responden de la misma forma que en la Tierra.

Para combatir estos desafíos, P&G ha desarrollado, en colaboración con la NASA, un detergente totalmente degradable, diseñado específicamente para su uso en el espacio para resolver problemas de mal olor, limpieza y eliminación de manchas, mientras que es adecuado para su uso en un sistema de agua de circuito cerrado.

Así, la Estación Espacial Internacional se ha convertido en un laboratorio donde probar la estabilidad de sus ingredientes y realizar diferentes investigaciones que podrían aplicarse también en cualquier hogar de nuestro planeta.

Publicado originalmente por: https://www.elespanol.com/invertia/disruptores-innovadores/innovadores/corporaciones/20230713/lider-innovacion-pg-inteligencia-artificial-precursora-gran-revolucion-tecnologica/773672860_0.html

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