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México debe urgentemente adoptar un plan de electromovilidad que cree los incentivos correctos para mantener el liderazgo en la producción de vehículos a nivel mundial.

La crisis climática global requiere acciones decisivas en todos los sectores de la economía, y la industria automotriz es uno de los más destacados. En la última reunión del Foro Mundial Económico, Gill Pratt, el científico jefe de Toyota, propició un debate cuando afirmó que los híbridos, a pesar de tener una huella de carbono más alta que los vehículos eléctricos, eran la mejor opción para la transición energética, sobre todo en países con limitada infraestructura eléctrica.

Debemos comenzar por reconocer que los híbridos, con emisiones de 200 gramos de CO2 por kilómetro, han sido una solución significativa en el cambio hacia prácticas más sostenibles. Sin embargo, su ventaja de funcionar en lugares con poca infrestructura de carga es temporal, pues el desarrollo de esta infraestructura avanza rápidamente, al igual que la adopción de Vehículos Eléctricos (VE). Según BloombergNEF, se proyecta que para el 2026 habrá 26 millones de VE en circulación, en comparación con 2 millones en 2017, y se anticipa que para finales de la década actual, el 60% al 80% de las ventas de vehículos corresponderá a eléctricos.

Cierto que los VE plantean un dilema inicial debido a la mayor intensidad de carbono en su producción. A pesar de esto, en términos de emisiones totales, los VE superan a sus contrapartes híbridas y de gasolina después de alcanzar un umbral de millaje. Basándose en el modelo GREET del Argonne National Laboratory, un VE, como el Tesla Model 3 o el Chevrolet Bolt, es más sostenible que un híbrido genérico después de aproximadamente 18,000 millas y más sostenible que un híbrido enchufable después de 68,000 millas.

Considerando que el estadounidense promedio conduce 13,000 millas al año, se deduce que un VE tiene un impacto de carbono total menor que un híbrido después un año y medio y luego de 3 años, en el caso de un híbrido conectable. La velocidad de este beneficio varía según el uso del vehículo por parte del conductor. Entre más se conduzca, mayor es el beneficio ambiental. Por ello, es tan crucial la integración de VE con una red eléctrica cada vez más limpia. A medida que se invierte en energías renovables, la operación de VE se vuelve más limpia. Esto subraya la importancia de una visión a largo plazo para la adopción de VE, que no solo se trata de las emisiones actuales, sino también de la reducción futura de CO2.

La vida útil de un vehículo, que va de 10 a 15 años, implica que la elección de tecnología es una inversión a largo plazo. Optar por tecnologías de transición como los híbridos puede perpetuar la dependencia de los combustibles fósiles, creando un círculo vicioso en la adopción de VE. Varios países están respondiendo a este desafío prohibiendo la venta de nuevos vehículos de combustión interna, incluidos híbridos e híbridos conectables, para 2035, como es el caso de la Unión Europea.

En México, realizar un análisis sobre los VE versus híbridos es complejo. Primero, los datos oficiales no nos permiten saber con exactitud el número de VE que se venden en el país. La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz proporciona datos, pero son incompletos ya que sus miembros no incluyen a las empresas 100% productoras de VEs. Menos del 6% de las ventas totales entre enero y octubre del 2023, fueron híbridos, híbridos conectables o VEs, representando el 86%, el 8%, y menos del 0.11%, respectivamente. Aún con estas cifras limitadas, los VE mostraron un impresionante crecimiento del casi 400% según estas cifras, mientras los híbridos se redujeron en 4%.

Si contáramos los de venta por empresas que venden vehículos 100% eléctricos, seguro que el crecimiento registrado sería aún mayor, como ya pasa con los VE que se producen en México para la exportación.

Con excepción de algunos modelos, en México, los híbridos están ubicados mayormente en los segmentos de SUV y autos de lujo, igual que la mayoría VEs. Los precios comparables entre estas categorías sugieren que la elección de vehículos más limpios no está dictada por la accesibilidad económica sino por la disponibilidad y políticas de incentivos. Las pocas políticas de fomento a vehículos más limpios que hoy existen en México consideran a los híbridos en la misma categoría de los VEs.

Considerando además un parque vehicular envejecido en México, con un promedio de más de 16 años debido a las políticas de importación y regularización de vehículos usados, la pregunta es si los mexicanos estamos destinados a soluciones tecnológicamente obsoletas como los autos de combustión interna o las intermedias, como los híbridos, que ya van saliendo de muchos mercados.

En un contexto de rápida evolución tecnológica, en donde el futuro es eléctrico, México debe urgentemente adoptar un plan de electromovilidad que cree los incentivos correctos para mantener el liderazgo en la producción de vehículos a nivel mundial. Este plan debe además democratizar el acceso a tecnologías limpias y sostenibles y asegurar el papel del país como un líder en la industria automotriz. Con políticas adecuadas y un enfoque holístico, México tiene el potencial de convertirse en un referente mundial en la transición hacia la elecromovilidad.

Publicado originalmente por: https://expansion.mx/opinion/2024/02/27/hibridos-o-vehiculos-electricos-una-mirada-al-futuro

 

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