En medio de las quejas por las importaciones desde plataformas como Shein y Temu, el valor de las importaciones creció 157% entre el 2013 y el 2023 a 4,660 millones de dólares; la ropa de mujer es lo más comprado.
Se acentúa la competencia china para textileros y confeccionistas mexicanos. Las importaciones mexicanas de materias textiles y sus manufacturas desde China crecieron 157% en la última década a un monto récord de 4,660 millones de dólares en el 2023, de acuerdo con cifras del Banco de México.
Para poner perspectiva, durante el mismo período, las importaciones mexicanas de mercancías chinas crecieron 86.2%, esto es casi la mitad.
Desde otra arista, anualmente las importaciones mexicanas de textiles y ropa china crecieron 9.9% en promedio entre el 2013 y el 2023, cuando las importaciones mexicanas de productos chinos en general lo hicieron a un ritmo de 6.4 por ciento.
Esta semana, en el marco del VII Encuentro Nacional de la Cadena Fibra-Textil-Confección-Calzado, empresarios mexicanos expresaron su preocupación por el crecimiento de las importaciones de producto chino, que se ha intensificado a la par del florecimiento de nuevas plataformas de comercio electrónico.
Particularmente, las empresas mexicanas se han quejado de marcas como Shein y Temu, cuyo modelo de negocio es 100% digital.
De acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive), existe un creciente volumen de operaciones de importación que se realizan bajo el régimen “de minimis” que está exento de impuestos por tratarse de operaciones al menudeo.
Se estima que hay 70 millones de operaciones que se realizan anualmente de comercio electrónico, llamado “minimis”, y más del 60% de las mercancías que transaccionan estas empresas de plataformas corresponden a productos de los sectores textil y calzado, dijo la Canaive.
Además, tanto la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex), como la Canaive, denunciaron que hay producto chino que se interna al país bajo el régimen de importaciones temporales (como insumos para reexportación), que le exime del pago de impuestos, pero termina vendiéndose para consumo final.
¿Qué compramos?
De los 4,660 millones de dólares de importaciones de productos textiles y sus manufacturas chinas contabilizados en el 2023, 2,890 millones, es decir, 62%, corresponden a prendas y accesorios confeccionados (de punto y otros) y otros artículos confeccionados.
La partida arancelaria de mayor valor corresponde a la 6110, que abarca suéteres, pullovers, cardiganes y chalecos de punto. El año pasado las importaciones bajo esta clasificación ascendieron a 283.2 millones de dólares.
Le siguió la partida 6204, denominada trajes sastre, conjuntos, chaquetas (sacos), vestidos, faldas, faldas pantalón, pantalones largos, pantalones con peto, pantalones cortos (calzones) y shorts (excepto de baño), para mujeres o niñas. Las compras sumaron 250.4 millones de dólares.
Después figuró la partida 6104, que abarca trajes sastre, conjuntos, chaquetas (sacos), vestidos, faldas, faldas pantalón, pantalones largos, pantalones con peto, pantalones cortos (calzones) y shorts (excepto de baño), de punto, para mujeres o niñas. Aquí se computaron 186.9 millones de dólares
La partida 6115, denominada calzas, panty-medias, leotardos, medias, calcetines y demás artículos de calcetería, incluso de compresión progresiva (por ejemplo, medias para várices), de punto, abarcó otros 162.9 millones de dólares.
Es decir, la ropa para mujer de estas tres categorías en tejidos de punto y otros, sumó alrededor de 600 millones de dólares en importaciones desde China.
No llega recuperación
La proliferación de las compras chinas coincide con una frustrada recuperación pospandémica de las industrias textilera y del vestido nacionales.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), se trata de las pocas ramas manufactureras que se encuentran todavía por debajo de su nivel prepandémico.
Mientras que la manufactura en general cerró el 2023 con un nivel de actividad 6.7% superior al del prepandémico 2019, la rama de insumos textiles y acabado estuvo 15% por debajo.
La de confección de otras prendas que no son de vestir tuvo un déficit de 6.4%, la de prendas de vestir una desventaja de 21.9% y la manufactura de cuero y piel estuvo 12.9% por debajo.
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