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El fenómeno de relocalización se está dando, fuertemente, pero sobre todo en Estados Unidos. El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció el 4 de enero pasado una cifra preliminar de inversión extranjera nueva para 2023, de 200 mil millones de dólares. Esto a pesar de tener costos superiores e impuestos más altos que otros países. El programa americano, SelectUSA, ha sido exitoso.

¿Cuánto fue esta cifra para México? La “inversión extranjera nueva” en 2023 fue de alrededor de 4 mil millones de dólares. Para conocer la inversión por nearshoring, habría que considerar adicionalmente una parte de la “reinversión de utilidades”, inversión hecha por empresas que ya están aquí, que incrementaron su inversión por la demanda que la relocalización ha producido. Un efecto indirecto. El último reporte del Banco de México sobre las economías regionales muestra evidencia de este efecto.

También sabemos de empresas extranjeras explorando, sobre todo en nuestra frontera norte, y de la mayor demanda reportada por los parques industriales. De otra parte, puede haber inversión “nueva” que no se ha registrado. El registro a veces se retrasa varios meses, incluso años, y las cifras van cambiando con el tiempo.

Se calcula que podrían venir al continente americano más de 300 mil millones de dólares al año y a México, esperaríamos, al menos 40 mil millones o 50 mil millones. Más de 10 veces lo que ha sido la nueva inversión durante muchos años. Pero hasta ahora solo se ve una pequeña fracción, incluyendo parte de la “reinversión”, de lo que llegó a Estados Unidos. ¿Podemos lograr una mayor inversión en México?, ¿O veremos pasar la oportunidad y nos quedaremos con alguna inversión mucho menos cuantiosa?

Hay varias tareas que son necesarias para lograrlo.

Infraestructura. Hacen falta vías ferroviarias, carreteras más amplias, en mejor estado y aeropuertos eficientes.  Los puertos son ineficaces, falta fibra óptica, alcantarillado, agua, generación y transmisión de energía eléctrica. Los puentes de paso a Estados Unidos y los trámites de aduanas son un obstáculo diario. Esto requiere inversión local, en estados y municipios, y por supuesto una importante acción federal. Y sí, nos hacen falta técnicos.

Seguridad. La inseguridad es creciente y no se han podido establecer siquiera, con éxito, rutas seguras de transporte. Transportar es un riesgo.

Marco regulatorio. ¿Cuántos meses se requieren para poder abrir una nueva planta? Las quejas sobre los tiempos que lleva obtener los permisos son continuas, los tiempos se han alargado. Hemos perdido eficiencia en el otorgamiento de permisos. Las semanas se han convertido en meses.

Reglas de juego. No tenemos las reglas de juego que permitan a la nueva inversión llegar con confianza. En tanto las reglas de juego se perciban como cambiantes y ambiguas no generará la confianza absoluta que se requiere. Si la principal institución en México continúa siendo la corrupción, señalado ad nauseam por instituciones extranjeras, analistas y académicos, que son la referencia para los inversionistas, estamos lejos de crear confianza.

Existe otro reto adicional, ¿cómo lograr que esta oportunidad, si es que se da de manera significativa, sí se traduzca en desarrollo más amplio? Un desarrollo que permita incrementos en la productividad nacional y que permee más a las empresas pequeñas y medianas. Algo que no pudimos lograr totalmente con el TLCAN, ni con el T-MEC. Perdimos esa oportunidad durante 30 años. Nuestra productividad como país no ha crecido. Requerimos una política industrial que apoye a las Pymes, y que las integre. Política que no ha existido. Reglas estables y firmes llevarían, además, a que permee la industrialización a las Pymes.

Hay solución: infraestructura, reglas de juego estables, sin ambigüedad, y una política industrial integral.

No tenemos un SelectMexico. Y no podemos solo cruzar los dedos y esperar, pasivamente, a ver si llegan más inversiones. No es tarde para reaccionar… aún.

* Economista y exdirector del CEESP. X: @foncerrada

Publicado originalmente por: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/luis-foncerrada-pascal/nearshoring-en-donde/

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