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La revisión del T-MEC en 2026 debe verse como la oportunidad para facilitar la transición de la región a la electromovilidad y con ello el fortalecimiento de las energías renovables.  

CIUDAD DE MÉXICO (29/03/2024).- El año 2024 marca el 30º aniversario de la entrada en vigor del TLCAN, el acuerdo más moderno de su época. Este desencadenó un largo y exitoso proceso de integración que llevó a Norteamérica a convertirse en una de las regiones más competitivas del mundo.

Los 26 años del TLCAN, incluyendo tres años de un proceso de negociación altamente complejo y ambicioso, dieron lugar al Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá o T-MECque entró en vigor en julio de 2020, consolidando la integración económica de nuestros tres países. El T-MEC trajo un nuevo enfoque al comercio, incorporando nuevos elementos en áreas como tecnología, servicios, trabajo, medio ambiente y digitalización, así como novedosos mecanismos de resolución de disputas.

La renegociación del TLCAN en el T-MEC demostró la importancia de que los acuerdos comerciales no permanezcan estáticos y se actualicen para abordar nuevos problemas y desafíos de un mundo en cambio.

La tradición de tres décadas de libre comercio ha dado resultados claros y positivos. Gracias en parte a esto, los tres países representan casi un tercio del PIB mundial, y las tres economías norteamericanas se encuentran entre las 20 más grandes del mundo, conocidas como el G20.

A finales de 2023, el comercio entre los tres del T-MEC se acercó a los 2 billones de dólares, lo que significa más de 3 millones de dólares por minuto, y representa más de 10 millones de empleos, al tiempo que representa al menos el 15% del comercio mundial.

Automotriz, el estandarte de la integración

El estandarte de la integración es la industria automotriz. Como se mencionó en el informe de 2022 de la Representante Comercial de EE.UU., Katherine Tai, “… los informes de la industria indican que el comercio total de automóviles (importaciones más exportaciones de vehículos y partes) es el componente más grande del comercio total de Norteamérica, representando el 22% del comercio total bajo el T-MEC”.

Norteamérica produjo 14.8 millones de vehículos en 2022 según la OICA, el 17.4% del total mundial. Y para el tercer trimestre de 2023, el 18.6% de la producción global, con EE.UU. y México como dos de los diez principales productores mundiales.

Norteamérica representa el 20.7% de las ventas globales con 16.9 millones de vehículos vendidos en 2022. La industria representa 3.3 millones de empleos, y la región es un actor importante en autopartes y se espera que sea el productor de más rápido crecimiento en los próximos seis años.

Sin embargo, el T-MEC también trajo desafíos a la industria automotriz con los requisitos más estrictos en cualquier acuerdo de libre comercio/acuerdo regional de comercio en el mundo: las reglas de origen más altas, certificaciones de contenido de valor laboral y compras de acero y aluminio no vistas en ningún otro acuerdo.

En un momento de grandes eventos internacionales como una pandemia global, tensiones comerciales internacionales, conflictos armados y, en el caso de la industria automotriz, un cambio de paradigma histórico hacia nuevas tecnologías para vehículos de cero emisiones conocidos como electromovilidad, debemos fortalecer nuestros esfuerzos para hacer de Norteamérica la potencia global de la electromovilidad.

Esto implica garantizar una correcta implementación y pleno cumplimiento del T-MEC, incluyendo los resultados de resolución de disputas como el fallo del panel de 2022 sobre las reglas de origen. El cumplimiento del T-MEC refuerza el estado de derecho y la certeza empresarial necesaria para las significativas nuevas inversiones requeridas para construir una cadena de suministro de electromovilidad.

En este sentido, la revisión de 2026 del T-MEC debe verse como la oportunidad para facilitar la transición de la región a la electromovilidad, en lugar de hacer los ya altos requisitos aún más difíciles, en detrimento de nuestra competitividad compartida. Esto nos ayudará a abordar eficazmente las futuras necesidades de materias primas y fuentes de energía renovable y a fortalecer nuestras capacidades compartidas para producir componentes clave como semiconductores, chips, placas de circuito impreso y otros componentes basados en tecnología. También es esencial desarrollar capital humano especializado para atraer inversiones, fomentar la adopción de tecnologías digitales, garantizar la seguridad en todas las rutas de comunicación y mejorar la infraestructura fronteriza.

En conclusión, el éxito del T-MEC dependerá de su implementación y cumplimiento. Los tres países deben trabajar juntos, anticipar desafíos y aprovechar las oportunidades. Además, la colaboración es clave, y proyectos como la iniciativa T-MEC de Brookings juegan un papel importante. Solo trabajando como región podremos abordar con éxito los desafíos globales de nuestro tiempo.

Publicado originalmente por: https://www.vanguardia-industrial.net/norteamerica-y-la-industria-automotriz-una-mirada-al-futuro/

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