¿Cómo afectaría un triunfo de Donald Trump nuestros planes para el nearshoring? El expresidente es un personaje peculiar. Es impredecible, porque es voluble. Trump 2.0 no será lo mismo, entre otras cosas, porque trae sed de venganza y más picante. Nada garantiza que las lecciones aprendidas entre 2016 y 2020 sirvan para el 2024-2028. El mundo ha cambiado mucho. Estados Unidos es diferente. México es diferente, también.
Hace ocho años el nearshoring existía, pero era un concepto que se utilizaba entre profesionales de la manufactura y la logística. En México se ha convertido en un trending topic y es una palabra mágica. A ella le prendemos veladoras y en torno a ella hacemos planes y tejemos sueños.
Donald Trump no tendrá un mismo acercamiento al nearshoring que Biden. El republicano tiene sus propias ideas respecto a la forma en la que debe funcionar el desacoplamiento de Estados Unidos respecto a China. Él prefiere, por ejemplo, que las empresas que están en Asia regresen directamente a territorio estadounidense. No le gusta que inviertan y generen más empleo en México que en Estados Unidos.
Es también partidario de utilizar el comercio binacional con México como instrumento de presión para “resolver” problemas complejos como la migración y la presencia de grupos criminales mexicanos en Estados Unidos. En los cuatro años que duró su primera presidencia no se refirió a América del Norte como una región económica integrada. El Make America Great Again incluía una relación con México y otra relación con Canadá.
Hablamos de Donald Trump porque tiene una alta probabilidad de volver a la Casa Blanca. Las encuestas y sondeos lo colocan delante del presidente Biden. El sitio de apuestas Bet 365 le asigna una probabilidad de 50% de ganar. Esto se compara con 47% de Biden; 9% de Michelle Obama y 9% de Robert Kennedy Jr. Hablamos de Trump, también porque Time acaba de publicar la transcripción de una amplia entrevista realizada recientemente con él.
“Quiero construir un anillo que proteja a Estados Unidos”, dijo Trump a Time. Habló de retomar la construcción del muro y se refirió a la posible deportación de 11 millones de migrantes ilegales. En materia de comercio, reiteró su intención de imponer aranceles de 100 por ciento. En primera instancia, estos aranceles estarían dedicados a China, pero no descarta que fueran aplicados a otros países o regiones: India, Europa y Brasil, por ejemplo.
¿Qué dijo de México? Casi nada. En cierto sentido esto es sorpresivo y muchos pensarán que tranquilizador. Yo no estoy tan seguro, porque me aterra que la Mexican piñata siga siendo golpeada, pero ahora se convierta en algo que no se menciona. Cuando habló de la expulsión de migrantes no dijo de dónde venían ni a dónde los mandaría. Sabemos que su política migratoria no será más humana que la de Biden. Podemos intuir que será aún más cruel. ¿Qué vamos a hacer si una parte de esos 11 millones llega a México? ¿Estamos conscientes de que la coordinación con la política migratoria de Estados Unidos es parte del precio que pagamos por tener un boleto para el nearshoring?
La entrevista es larguísima y dedica unas cuantas preguntas al tema comercial. Ni una palabra dedicada al USMCA y queda la duda si fue falta de curiosidad de quien lo entrevistó o desinterés de parte de Trump. Esto es relevante porque en 2026 vendrá la revisión del acuerdo. ¿Qué planes tiene Trump? Le dedicó tiempo a hablar de las industrias del acero y automotriz. Se jacta de haber salvado la siderurgia estadounidense y se quejó de que 30% de la industria automotriz de Estados Unidos migró a México. Usó el acero y los automóviles para lanzar dardos a China que pueden ser indirectas a México. No dejará que las empresas chinas ganen terreno a costa de las estadounidenses. Dejó claro que mantiene su aversión a los vehículos eléctricos y, en esa línea, avisó que no continuará con los estímulos que puso en marcha Joe Biden.
Publicado originalmente por: https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Nearshoring-cuanto-vale-el-riesgo-Trump-20240503-0017.html
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