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Le tomó tiempo al secretario de Economía, Marcelo Ebrard —seguramente por el cambio de gobierno—, presentar el anteproyecto de renovación del Decreto por el que se Regula la Importación de Vehículos Usados, un decreto que ha sido cuestionado desde su origen en julio de 2011, pero que para la industria automotriz y, en particular, para los distribuidores y vendedores de autos usados, le pone al menos un límite mínimo a la importación definitiva de vehículos usados de EU.

Tome en cuenta que México exporta anualmente un promedio de 2.5 millones de vehículos nuevos a Estados Unidos, pero la importación de vehículos procedentes de Estados Unidos apenas supera los 200 mil, de 1.3 millones de ve-
hículos importados, porque incluso las armadoras de origen estadunidense traen los vehículos de plantas localizadas fuera de la región de Norteamérica para venta en el mercado mexicano.

En cuanto a vehículos usados, que hicieron uso del decreto que expiró el 30 de septiembre de 2024 introducidos legalmente, esto es, que pasaron por una aduana; la estadística de la International Trade Administration indica que en 2023 se introdujeron a México 231 mil 400 vehículos y sin tomar en cuenta este 2024, porque no hay cifras al cierre ni estimadas, de 2019 a 2023 se importaron 881 mil 200 vehículos usados de EU.

Este volumen casi duplica lo que se importa de autos nuevos que cumplen con todos los estándares de seguridad y eficiencia vehicular que se impone a la venta de autos nuevos en México. Una cifra indicativa de la presencia de un mercado que, lejos de propiciar una renovación adecuada del parque vehicular mexicano, lo envejece y mantiene en permanente deterioro, no sólo en términos de emisión, sino físico-mecánicas, seguros para transitar en México.

Sume a esto la ausencia de una política de movilidad de vehículos ligeros y pesados privados sólida que, al cierre de septiembre pasado, siendo todavía titular de la SSPG, Rosa Icela Rodríguez, justo un día después de que apareciera en el DOF el decreto de regularización de los autos chocolate con vigencia extendida hasta el 30 de septiembre de 2026, firmado por López Obrador, se habían “regularizado” 2.5 millones de vehículos usados con estancia ilegal en México.

Volviendo al Decreto de Vehículos Usados, el 31 de octubre (jueves pasado) subió a la Conamer el anteproyecto de decreto para extender prácticamente sin cambio y por un año (al día siguiente de su publicación en el DOF) el marco que ha regido desde julio de 2011, a pesar de que en el marco del TLCAN y los bienes originarios de las partes y, en el posterior T-MEC, la importación de vehículos usados esté completamente desgravada (no paga arancel y sólo debiera pagar su internación y el IVA) tras comprobar que no se trata ni de autos robados o siniestrados y que cumplen con las condiciones físico-mecánicas y de emisión ambiental exigidas por las autoridades “para los estados de la frontera norte”.

La realidad es que no existe en ningún estado de la República, salvo en el Estado de México y en la Ciudad de México, algún verificentro ni ambiental ni de verificación mecánica ni sistema de confirmación de no siniestralidad porque en México el registro vehicular es prácticamente un registro administrativo.

Lo que sí es real y de ahí que la industria automotriz haya insistido en la renovación del decreto que les comento, es que éste, a diferencia del de legalización de autos irregulares, permite cumplir con “algo de reglas” al establecer unas que obligan a pasar por el despacho aduanal: se elabora y paga el pedimento de importación definitiva, mediante agente aduanal, que debe adjuntar el historial vehicular expedido por empresas registradas como proveedoras en el lado estadunidense y verificadas por la importadora del lado mexicano.

En México, ante la ausencia de un registro vehicular certero que se empareje con un sistema de control vehicular, se estima que el mercado de venta de seminuevos es de 4.5 millones de vehículos, pero es difícil conocerlo porque si bien la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotrices (AMDA) agrupa a unos 2 mil 500 distribuidores de 62 marcas de vehículos ligeros y pesados en las 210 ciudades más importantes de México, nadie tiene idea de cuántos tianguis, mercados y establecimiento de venta de vehículos usados fijos y semifijos hay en México. ¡De ese tamaño el desorden!

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