Impacto de las políticas arancelarias y comerciales en México
Uno de los pilares de la política económica de Trump será la imposición de un arancel universal del 10% al 20% sobre todas las importaciones y aranceles de hasta el 60% sobre productos provenientes de China, además de la amenaza de imponer un arancel de 25% a todas la importaciones de productos desde México, si la presidenta Claudia Sheinbaum no detiene la migración. Si bien esta medida busca reducir la dependencia de EE. UU. de fabricantes extranjeros, México, que es uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos en el sector automotriz, podría verse seriamente afectado. El alza en las tarifas sobre vehículos y autopartes fabricadas en México elevaría los costos de exportación al mercado estadounidense, lo que podría reducir la competitividad de las armadoras mexicanas que tienen su principal destino en EE. UU.
Goldman Sachs estima que los nuevos aranceles de Trump podrían provocar un aumento de hasta un 0.9% en los precios al consumidor en EE.UU. Aunque esto se considera un efecto puntual, podría provocar un ajuste generalizado en la economía. Sin embargo, se cree que el aumento de aranceles es solo una táctica de negociación para lograr concesiones de otros países, lo cual podría evitar un impacto inflacionario tan pronunciado. Adicionalmente, este tipo de aranceles podría generar un reajuste significativo en las cadenas de suministro de aquellas empresas que dependen de componentes producidos en México para el mercado estadounidense. El impacto de esta estrategia arancelaria obligaría a las empresas a reevaluar sus modelos de negocio y su presencia en el mercado mexicano, lo que podría traducirse en la reubicación de algunas de sus líneas de producción hacia EE. UU.
Por otro lado, la Secretaría de Economía, bajo el liderazgo de Marcelo Ebrard, ha lanzado una serie de propuestas para reducir la dependencia de México de importaciones provenientes de China. Este enfoque incluye programas destinados a promover la sustitución de importaciones, con un enfoque particular en productos automotrices, con el objetivo de reducir el déficit comercial de México con el gigante asiático. Esta estrategia también tiene un doble objetivo: mejorar la posición de México en la próxima revisión del T-MEC en 2026 y fortalecer sus argumentos durante las negociaciones.
Con cifras que demuestran la magnitud de la relación económica entre ambos países –México exporta hacia EE. UU. más de 513 mil millones de dólares, lo que representa el 84% de sus exportaciones totales, mientras que importa alrededor de 252 mil millones de dólares de EE. UU., aproximadamente el 40% de sus importaciones totales– la dependencia mutua es clara. Esta interdependencia económica podría poner a México en una posición estratégica en las negociaciones del tratado, ya que, en 2023, el superávit comercial de México con EE. UU. alcanzó los 261 mil millones de dólares, un récord histórico.
EV y la transición verde: Retrocesos y su impacto en México
Uno de los sectores más comprometidos en este contexto es el de los vehículos eléctricos (EV), que ha sido uno de los motores de crecimiento de la industria automotriz mexicana en los últimos años. Según números de Directorio Automotriz la proyección al cierre del año podría superar las 185 mil unidades, un récord considerando que en 2023 se produjeron 109,695 unidades. Es decir, tan solo en 2024 la producción de EV’s en México podría crecer un 69%, y desde 2020 a la fecha se habrían producido más de 430 mil vehículos eléctricos en el país. Pero la administración de Trump ha mostrado intenciones de revertir las políticas implementadas por la administración anterior, que favorecieron la transición hacia los vehículos eléctricos.
Entre las propuestas de Trump destaca la eliminación de los fondos no utilizados de la Ley de Reducción de la Inflación, que incluye incentivos tanto para la compra como para la producción de vehículos eléctricos en EE. UU. Esta medida podría tener un impacto negativo para las empresas mexicanas que han invertido fuertemente en infraestructura y tecnologías para la producción de EV, pues la demanda de vehículos eléctricos en EE. UU. podría estancarse sin el apoyo de incentivos fiscales. Esto afectaría la competitividad de la industria automotriz mexicana, que ha comenzado a posicionarse en el sector de los EV.
La victoria de Trump también introduce incertidumbre para proyectos de expansión de grandes fabricantes internacionales como Tesla y BYD. Ambas compañías habían pausado sus planes de inversión en México a la espera de los resultados de las elecciones en EE. UU., especialmente en lo que respecta a los posibles aranceles y las condiciones del comercio bilateral. Tesla, que planeaba abrir una gigafábrica en Nuevo León con una inversión de 5,000 millones de dólares, podría reconsiderar este proyecto. Por otro lado, BYD, uno de los principales fabricantes chinos de vehículos eléctricos, también se encuentra en una situación similar.
Es decir, sin los incentivos necesarios, la expansión de la infraestructura para vehículos eléctricos en México, junto con la producción de autos eléctricos, podría verse limitada, afectando las inversiones ya realizadas por empresas globales en México, lo que podría ralentizar el crecimiento del mercado automotriz en el país.
Revisión del T-MEC en 2026: ¿Renegociación o ratificación?
A medida que se acerca la revisión del T-MEC en 2026, los analistas coinciden en que las presiones comerciales sobre México aumentarán, y las estrategias de Trump, que incluyen aranceles más altos y una postura más proteccionista, obligarán al país a prepararse para esta negociación crucial. De acuerdo con el presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA), el escenario más probable es que, independientemente del resultado de las elecciones en EE. UU., el acuerdo del T-MEC se ratifique y no se renegocie. Aunque Trump ha expresado su aprobación por el tratado, considerando que es uno de los mejores firmados, la administración mexicana debe estar lista para defender sus intereses en áreas clave como el contenido regional y las reglas de origen, especialmente en el sector de autopartes, un tema que aún no se ha implementado adecuadamente.
El T-MEC será un tema clave para la relación entre México y EE. UU., y las estrategias de México para prepararse para esta revisión podrían incluir la presión de empresas estadounidenses, que se benefician del acuerdo. Al mismo tiempo, la relación entre México y Estados Unidos, especialmente en sectores como el automotriz y el de manufactura, será determinante para las futuras decisiones de política comercial y económica.
Perspectiva a largo plazo para la industria automotriz mexicana
La victoria de Trump coloca a México en una situación compleja para los próximos cuatro años. La imposición de tarifas y la reducción de incentivos para EV en EE. UU. podrían impactar directamente a las armadoras establecidas en México, afectando la competitividad y el atractivo de México como centro de producción automotriz para el mercado norteamericano.
A medida que México sigue siendo el principal exportador de vehículos a EE. UU., la administración de Trump plantea un reto significativo para la industria automotriz mexicana, especialmente para aquellas empresas que dependen de la estabilidad en el comercio transfronterizo y de incentivos para la transición a EV. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, la industria mexicana deberá adaptarse y buscar nuevas oportunidades para mantener su posición en el mercado global.
Comentarios recientes