En su discurso de victoria, Trump declaró: “Estados Unidos primero. No vamos a permitir que otros países se aprovechen de nosotros (…) Recuperaremos nuestros empleos, recuperaremos nuestras fronteras, recuperaremos nuestra riqueza y recuperaremos nuestros sueños”. Este tono agresivo sugiere que las políticas comerciales que marcaron su primer mandato podrían intensificarse en su segundo, aumentando la presión sobre México para adaptarse a un entorno comercial más restrictivo.
La industria automotriz mexicana ha jugado un papel central en la relación comercial con Estados Unidos, dado que México es el principal exportador de vehículos al mercado estadounidense. Sin embargo, la amenaza de nuevas tarifas podría encarecer significativamente las exportaciones de automóviles y piezas mexicanas, reduciendo su competitividad frente a otros mercados como Canadá y Europa. Si las tarifas propuestas se implementan y se extienden en el tiempo, las empresas mexicanas podrían enfrentar serias dificultades para mantener márgenes de ganancia, lo que obligaría a algunos fabricantes a replantear su estrategia de producción o incluso considerar la relocalización de operaciones fuera de México para evitar los altos costos arancelarios.
Además, persiste la preocupación en torno a posibles cambios en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Trump ya ha insinuado su intención de renegociar ciertos aspectos del acuerdo, lo que podría incluir cláusulas relacionadas con la producción de vehículos eléctricos y el origen de las partes automotrices. Esto implicaría una revisión exhaustiva de las cadenas de suministro actuales, especialmente aquellas que dependen de piezas importadas de Asia, un punto crítico para las armadoras mexicanas que se han beneficiado de costos más bajos en componentes asiáticos. El secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, expresó su optimismo respecto a una posible renegociación en 2026, destacando que en 2024 las exportaciones mexicanas a Estados Unidos crecieron un 6.5%, mientras que las importaciones desde el vecino del norte aumentaron un 4.7%. “Es la base de la relación bilateral”, aseguró Ebrard, quien confía en que estas cifras podrían ser un punto de partida para un diálogo constructivo con la nueva administración de Trump.
El intercambio de mercancías entre México y Estados Unidos es un pilar fundamental para el comercio bilateral, por ejemplo, este sumó 559.8 mil millones de dólares entre enero y agosto de 2024, lo que representó un crecimiento de 5.2% respecto al mismo período del año anterior. Sin embargo, las políticas restrictivas que podrían resurgir durante el segundo mandato de Trump amenazan con complicar el flujo de mercancías a través de la frontera. Durante su campaña, Trump sugirió imponer nuevos controles aduaneros y reforzar la inspección en los cruces fronterizos, lo que resultaría en mayores tiempos de espera y costos logísticos para las empresas mexicanas que dependen del comercio transfronterizo. La implementación de tarifas y controles más estrictos en la frontera podría obstaculizar el crecimiento del comercio y poner en riesgo la estabilidad de miles de empleos en la región norte de México, que depende en gran medida de la actividad manufacturera orientada a la exportación.
La industria global debe prepararse para un período de mayor volatilidad. Las empresas logísticas y de comercio exterior tendrán que mantenerse flexibles y proactivas, explorando nuevas maneras de asegurar la continuidad de sus operaciones en medio de posibles barreras arancelarias y tensiones geopolíticas. Al respecto, Jhon Manners-Bell, CEO de Transport Intelligence, afirmó que “el gran ganador de la elección de Trump será el transporte por carretera y otros servicios logísticos nacionales en Estados Unidos, mientras que los probables perdedores serán los transportes internacionales, los servicios aéreos y los transportistas de mercancías”. Adicionalmente, anticipa que antes de que se impongan los nuevos aranceles habrá un aumento significativo en las importaciones para evitar costos adicionales, lo cual podría llevar a un alza temporal en las tarifas de transporte marítimo.
La posible intensificación de la guerra comercial con China presenta tanto retos como oportunidades para los países de América Latina. Por un lado, si China decide diversificar sus fuentes de importación de materias primas y productos intermedios, esto podría abrir nuevas puertas a los exportadores latinoamericanos. Sin embargo, los países que dependen de insumos y productos importados de Estados Unidos o de la economía china podrían enfrentar problemas de abastecimiento y alzas de precios. China, por su parte, podría responder a estas políticas con medidas de represalia, fortaleciendo sus lazos comerciales con otros países y promoviendo la autosuficiencia en sectores clave como la tecnología y la industria manufacturera.
Para México, el fortalecimiento de alianzas comerciales con otras naciones será crucial para mitigar el impacto de posibles políticas restrictivas desde Washington. Las empresas mexicanas deben prepararse para un entorno más volátil, adaptando sus cadenas de suministro y buscando diversificar sus mercados de exportación. A pesar de las posibles tensiones derivadas de las políticas de Trump, la relación entre ambos países ha demostrado ser resiliente en el pasado. La necesidad mutua de colaboración en temas críticos como la seguridad fronteriza, el flujo de bienes y la integración económica regional podría motivar a los gobiernos de México y Estados Unidos a buscar soluciones pragmáticas que beneficien a ambas naciones. Las empresas que logren adaptarse rápidamente a este entorno cambiante, diversificando sus fuentes de suministro y fortaleciendo alianzas estratégicas, estarán mejor posicionadas para enfrentar los desafíos que podrían surgir en un segundo mandato de Trump.
El entorno de incertidumbre resalta la necesidad de un enfoque estratégico en la industria automotriz y logística de México. En respuesta a esta realidad, se ha lanzado el evento Road 2 Logistics, centrado en la cadena de suministro del sector automotriz mexicano y en que participarán tomadores de decisiones que definirán la logística de los próximos años. Para obtener más detalles, haz clic AQUÍ. Es importante afirmar que México deberá reforzar su infraestructura y sus relaciones comerciales para mantenerse como un socio estratégico de Estados Unidos. La capacidad de adaptación será crucial para las empresas mexicanas, que deberán explorar nuevas oportunidades de inversión y crecimiento en un panorama global cada vez más desafiante.
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