DETROIT (AP) — Si el presidente electo estadounidense Donald Trump cumple su amenaza de eliminar los créditos fiscales federales para la adquisición de vehículos eléctricos, es probable que menos consumidores los elijan.
Sin embargo, con créditos fiscales o sin ellos, las compañías automotrices no muestran intención de retroceder en la transición sostenida para dejar atrás a los automóviles y camiones de gasolina, especialmente dada la enorme inversión que ya han realizado: desde 2021, la industria ha gastado al menos 160 mil millones de dólares en planificar, diseñar y fabricar vehículos eléctricos, según el Centro de Investigación Automotriz, un organismo independiente sin fines de lucro.
En su campaña para la presidencia, Trump arremetió contra el crédito fiscal federal para los compradores de vehículos eléctricos —de hasta 7.500 dólares por vehículo—, denunciando que forma parte de un “nuevo timo verde” que devastaría la industria automotriz. Su equipo de transición supuestamente está trabajando en planes para abolir dichos créditos fiscales y revertir las reglas más estrictas de economía de combustible que fueron impulsadas por el gobierno del presidente Joe Biden. Sin embargo, dista mucho de estar claro que el gobierno de Trump pueda realmente rescindir los créditos.
El argumento de Trump —que la mayoría de los economistas ponen en duda— es que un cambio rápido en Estados Unidos hacia los vehículos eléctricos llevaría a que la mayoría de ellos se fabriquen en China y generaría un incremento de precios para los compradores estadounidenses de autos. Ha dicho que reasignaría los ingresos federales que se recuperaran a partir de la cancelación de un crédito fiscal, utilizándolos más bien para construir carreteras, puentes y presas.
Eliminar los créditos, que fueron una disposición clave de la Ley de Reducción de la Inflación de Biden, casi seguramente incidiría en una reducción en las ventas de vehículos eléctricos, que han estado creciendo en Estados Unidos este año, aunque no tan rápido como los fabricantes de automóviles esperaban. El crecimiento lento ha obligado a casi todas las compañías automotrices a reducir la producción de vehículos eléctricos y retrasar la construcción de fábricas de baterías, pues ya no son necesarias para manejar una transición más gradual.
“Se vuelve más asequible”, indicó. “De lo contrario, esas personas no podrán hacer los pagos”.
Chariff calculó que el crédito de 7.500 dólares podría reducir el abono mensual de un comprador entre 200 y 250 dólares, permitiendo que muchos puedan pagar un automóvil eléctrico. En promedio, los vehículos eléctricos se venden por unos 57.000 dólares, en comparación con aproximadamente 48.000 dólares para un auto de gasolina, según Cox Automotive, una empresa especializada en el ramo automotriz. (Aunque cuestan más al principio, en general los vehículos eléctricos son más baratos de operar porque los costos de mantenimiento son más bajos y, en la mayoría de los casos, la electricidad es mucho más barata que la gasolina).
Para poder recibir un crédito, los autos eléctricos deben haber sido construidos en América del Norte. Los vehículos eléctricos que contienen partes de la batería o minerales de China o cualquier otra nación que se considere una amenaza económica o de seguridad para Estados Unidos sólo pueden recibir la mitad del crédito federal. Debido a esa restricción, la mayoría de los 75 modelos de vehículos eléctricos que están a la venta en Estados Unidos no son elegibles para el crédito completo. Sin embargo, todos los autos eléctricos pueden recibir el crédito completo si sólo se arriendan, un beneficio que probablemente Trump intentará cancelar. Algunos híbridos con motor eléctrico y motor de gasolina también califican para recibir los créditos.
Al preguntársele acerca de la oposición del presidente electo a los créditos fiscales para vehículos eléctricos, el equipo de transición de Trump sólo dijo que él tiene “un mandato para implementar las promesas que hizo en la campaña electoral”.
Elon Musk, un asesor cercano a Trump y uno de los que encabeza una comisión que pretende identificar formas de reducir enormemente el tamaño del gobierno federal, parece estar de acuerdo con el presidente electo en cancelar los créditos fiscales. Musk —el multimillonario director general de Tesla que gastó aproximadamente 200 millones de dólares para ayudar a que Trump fuera elegido— ha dicho que poner fin a los créditos perjudicaría más a las empresas que rivalizan con la suya que a Tesla, el líder de ventas de vehículos eléctricos en Estados Unidos por mucho.
“Creo que sería devastador para nuestros competidores y perjudicaría ligeramente a Tesla”, señaló.
Aun así, a Trump podría dificultársele rescindir los créditos sin ayuda del nuevo Congreso encabezado por los republicanos, muchos de cuyos miembros representan a distritos donde el crédito para adquirir vehículos eléctricos es popular. Trump ha planteado la idea de usar una teoría constitucional por la cual un presidente podría decidir si gastar o no el dinero que el Congreso ha asignado. El presidente electo ha promovido el concepto de “embargo”, según el cual las asignaciones del Congreso establecen un tope —pero no un mínimo— para gastar dinero federal.
John Helveston, profesor adjunto en la Universidad George Washington que estudia vehículos eléctricos y políticas, dijo que, en su opinión, la teoría del embargo no se aplicaría en esta circunstancia porque los créditos fiscales para vehículos eléctricos afectan los ingresos del gobierno y no son una partida.
En cualquier caso, Helveston indicó que duda que Trump pueda persuadir a los legisladores republicanos a que eliminen los créditos de la Ley de Reducción de la Inflación, ya que muchos distritos legislativos se benefician de las exenciones fiscales.
“Eliminar el crédito fiscal para vehículos eléctricos le dificulta a la fábrica de baterías en su ciudad vender su producto”, observó.
Una ley federal de 1974 le prohíbe a un presidente reemplazar su propia visión en los programas de gastos, dijo David Rapallo, profesor adjunto de derecho en la Universidad de Georgetown. Si Trump cancelara los créditos fiscales, indicó Rapallo, ello sería impugnado en los tribunales.
Una investigación de J.D. Power —una empresa de análisis de datos sobre el consumidor— muestra que, una vez que las personas se enteran de los créditos fiscales, es mucho más probable que consideren adquirir un vehículo eléctrico. Mientras tanto, los subsidios federales, no sólo para los créditos fiscales para compradores sino también para adaptar fábricas a la producción de vehículos eléctricos, están ayudando a General Motors, Ford y Stellantis a realizar la transición enormemente costosa para dejar de producir automóviles de gasolina. También está ayudando a los Tres Grandes de Detroit a competir con rivales extranjeros, especialmente los fabricantes de automóviles chinos que recibieron subsidios gubernamentales y tuvieron una ventaja inicial en el desarrollo de vehículos eléctricos, dijo Sam Fiorani, un vicepresidente de la consultora AutoForecast Solutions.
En la actualidad, Ford y GM, aunque son rentables en general, están perdiendo dinero en lo que respecta a los vehículos eléctricos, a diferencia de Tesla, aunque ambos esperan que sus operaciones de automóviles eléctricos generen buenas ganancias en los próximos años a medida que los costos disminuyan y se vendan más vehículos.
Eliminar los créditos fiscales federales, dejó entrever Fiorani, “perjudicaría a los Tres Grandes de Detroit a largo plazo, ya que se volverían menos competitivos frente a los actores globales que están haciendo los grandes avances tecnológicos” para los vehículos eléctricos.
GM, Ford y Stellantis se negaron a hacer comentarios, aunque sus ejecutivos han dicho en el pasado que continuarán desarrollando autos eléctricos mientras siguen vendiendo vehículos de gasolina e híbridos. La Alianza para la Innovación Automotriz, un grupo comercial que representa a la mayoría de los fabricantes de automóviles, le ha escrito a Trump en apoyo de los créditos fiscales, argumentando que ayudan a asegurar que Estados Unidos “siga siendo líder en la manufactura crucial para nuestra seguridad nacional y económica”.
Hyundai —el fabricante de automóviles coreano que ha gastado más de 7 mil millones de dólares en una fábrica de vehículos eléctricos en Georgia— también podría salir perjudicado. La compañía aceleró la construcción de la enorme planta cerca de Savannah y ahora está construyendo vehículos eléctricos en Estados Unidos para tratar de aprovechar los créditos fiscales para compradores.
A fin de cuentas, la mayoría de los fabricantes de automóviles dicen que sus ambiciosos planes para la transición a vehículos eléctricos no cambiarán, independientemente de las modificaciones de políticas en Washington.
“Planificamos a largo plazo, por lo que las consideraciones políticas no son un factor en cómo abordamos el desarrollo de productos ni las inversiones de capital”, dijo David Christ, vicepresidente de Toyota Norteamérica, que está construyendo una fábrica de baterías en Carolina del Norte.
Los periodistas de la AP Fatima Hussein en Washington y Jeff Amy en Atlanta contribuyeron a este despacho.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
Publicado originalmente por: https://apnews.com/article/eeuu-vehiculos-electricos-trump-creditos-fiscales-72fdeb68036950f8b4947ed6f2b822a6
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