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La reciente imposición de aranceles a textiles y confeccionados por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum ha generado un debate amplio y reacciones diversas en la industria y entre expertos. Según Luis Cantú, fundador de International LPS, esta medida puede interpretarse desde varias perspectivas, ya que refleja tanto represalias comerciales como estrategias de alineación con las políticas económicas de Estados Unidos, lideradas anteriormente por Donald Trump.

Un contexto económico y político en transformación

La industria textil y de confección en México ha enfrentado desafíos significativos en los últimos años debido a la competencia desleal de productos importados, especialmente de Asia. Durante mucho tiempo, las empresas nacionales solicitaron medidas arancelarias para proteger su mercado. Sin embargo, la decisión del gobierno federal de implementar estos aranceles llega en un momento clave, marcado por tensiones comerciales y políticas con Estados Unidos, lo que ha despertado especulaciones sobre sus verdaderas intenciones.

Luis Cantú señala que esta medida podría verse como una represalia ante las amenazas de aranceles por parte de Estados Unidos, pero al mismo tiempo, también parece alinearse con el objetivo estadounidense de restringir el acceso de productos chinos al mercado norteamericano. Esta dualidad en los objetivos refleja la complejidad del entorno comercial actual.

Impacto en las empresas del programa IMMEX

Uno de los sectores más afectados por esta nueva política son las empresas que operan bajo el programa IMMEX, un esquema diseñado para fomentar la manufactura y exportación al permitir la importación de insumos sin aranceles ni IVA. Cantú explica que estas empresas, que usualmente fabrican productos para exportación a Estados Unidos, ahora enfrentarán mayores costos debido a los nuevos aranceles sobre textiles y confeccionados.

La consecuencia inmediata de esta medida es que muchas de estas compañías podrían reconsiderar sus operaciones en México, lo que ya ha resultado en el anuncio de cierres y la consecuente pérdida de miles de empleos en el país. Este efecto colateral plantea dudas sobre si las medidas se diseñaron considerando su impacto total en la economía nacional.

El abuso del programa de Minimis

Otro punto clave de la discusión es el ajuste al programa de Minimis, una política que permite la importación de productos con un valor inferior a 50 dólares sin pagar aranceles. Este esquema ha sido ampliamente utilizado por plataformas de comercio electrónico como Amazon, Alibaba y otras empresas con operaciones similares. Según Cantú, muchas compañías han explotado este programa para introducir productos a México a precios artificialmente bajos, afectando gravemente la competitividad de la industria nacional.

Con las nuevas disposiciones, los productos textiles y confeccionados que ingresen bajo este programa estarán sujetos a aranceles, lo que busca nivelar el terreno para los productores nacionales. Sin embargo, también significa mayores costos para los consumidores finales y posibles ajustes en las cadenas de suministro globales.

Protección de la industria nacional: ¿una medida tardía?

Desde la perspectiva de los productores nacionales, esta medida representa un paso importante hacia la protección de la industria textil mexicana. Cantú resalta que la competencia desleal, en muchos casos fomentada por subsidios en los países de origen, ha puesto en desventaja a las empresas mexicanas, que deben cumplir con regulaciones estrictas y pagar impuestos en el mercado local.

A pesar de esto, la implementación de los aranceles plantea preguntas sobre su oportunidad y alcance. Durante años, la industria textil solicitó este tipo de medidas sin éxito, pero ahora que se introducen, coinciden con un contexto internacional que podría interpretarse como una reacción a las presiones externas más que como una estrategia interna bien planificada.

Alineación con Estados Unidos y el equilibrio comercial

Un aspecto notable es la alineación de México con las políticas de Estados Unidos para restringir el acceso de productos chinos y asiáticos al mercado norteamericano. Según Cantú, esta medida puede interpretarse como un mensaje claro: México no será utilizado como una “puerta trasera” para productos que busquen evitar los controles aduaneros de Estados Unidos.

Sin embargo, esta alineación también tiene sus riesgos, ya que afecta a sectores estratégicos que operan legalmente y contribuyen significativamente a la economía mexicana. La clave estará en encontrar un equilibrio que permita evitar los abusos del comercio internacional sin sacrificar empleos ni inversiones clave.

Una política con aristas complejas

En última instancia, la imposición de estos aranceles plantea preguntas importantes sobre el diseño de políticas comerciales en México. Cantú subraya que, aunque es fundamental proteger a las industrias nacionales de prácticas desleales, también es crucial considerar los impactos secundarios en otros sectores y en el empleo.

“Quizás se debió realizar un análisis más profundo para evitar que medidas como estas afecten a las empresas que cumplen con la ley. Proteger la industria nacional es una prioridad, pero no debería hacerse a costa de otras industrias igualmente importantes para el país”, concluyó Cantú.

El impacto de estos aranceles seguirá siendo tema de debate en los próximos meses, mientras las industrias y los consumidores se adaptan a este nuevo panorama.

Publicado originalmente por: https://mexicoindustry.com/noticia/china-mexico-y-ee-uu-quien-gana-en-esta-guerra-de-aranceles

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