Si entendemos que el futuro de nuestro comercio no se construye con barreras, sino con colaboración estratégica, Norteamérica podrá seguir liderando ésta y muchas industrias a nivel global.
La industria automotriz de Norteamérica es un engranaje de precisión donde cada componente tiene un papel fundamental. En este ecosistema, México no solo es un proveedor de autopartes: es un pilar estratégico que sostiene la competitividad de toda la región. Es decir, no solo intercambiamos productos, los producimos juntos. Cada vehículo ensamblado en México, Estados Unidos o Canadá es el resultado de una cadena de valor complementaria y altamente eficiente.
Durante interrupciones en las cadenas de suministro y cambios en las políticas comerciales, la industria mexicana ha garantizado estabilidad, continuidad y respuesta oportuna. Esta certidumbre se debe a una experiencia de décadas en la industria automotriz y de autopartes y a un talento humano altamente calificado, capaz de adaptarse a los retos de la fabricación global.
Como ejemplo de la relevancia y consolidación de las cadenas regionales de valor, las autopartes cruzan las fronteras de la región ocho veces antes de que un vehículo sea terminado. Recientemente, en la Industria Nacional de Autopartes realizamos un análisis que muestra cómo el sistema del cinturón de seguridad de los vehículos está conformado por más de 30 componentes, los cuales cruzan entre siete y ocho veces la frontera de México, Estados Unidos y Canadá hasta conformar un producto terminado.
Esta dinámica refuerza la importancia de garantizar la estabilidad de las cadenas de valor regionales. La industria de autopartes mexicana no solo fortalece a las cadenas de suministro de Norteamérica, sino que también contribuye a la resiliencia del sector frente a cambios globales.
Las medidas arancelarias podrían debilitar este ecosistema. Por ejemplo, el arancel propuesto de 25% elevaría en $3,000 dólares el precio promedio de los automóviles en Estados Unidos y reduciría en un millón el número de unidades vendidas en 2025. Lejos de generar empleos adicionales, estas medidas encarecerían la producción y debilitarían la competitividad regional.
Los vínculos entre los tres países han brindado a los fabricantes de automóviles estadounidenses una ventaja competitiva a nivel global. La estructura comercial de Estados Unidos refleja la importancia de la integración en Norteamérica. A pesar de las variaciones en su balanza comercial, el mayor déficit de ese país no proviene de sus socios en la región, sino de economías en otros continentes.
En contraste, México y Canadá han desempeñado un papel estratégico en la manufactura regional, contribuyendo a reducir las presiones comerciales y fortaleciendo la competitividad. Actualmente, cerca del 50% de las importaciones y exportaciones de vehículos y autopartes de Estados Unidos provienen de estos dos países, lo que refuerza la interdependencia y eficiencia del sector bajo el T-MEC.
Los países asiáticos han sido el principal contribuyente al déficit comercial de Estados Unidos. Aunque su participación ha mostrado una ligera reducción recientemente, sigue siendo la región con mayor impacto en el saldo negativo estadounidense.
Por su parte, los datos de importaciones del Buró de Censo de EU en 2024 confirman la importancia de México en el sector automotriz y de autopartes de EU: la fabricación de equipo de transporte representó cerca del 34% del total de importaciones de México; es decir, 1 de cada 3 estuvo relacionada con esta industria.
Y, por nuestra parte, el 74% de los insumos directos e indirectos incorporados en los vehículos mexicanos exportados a Estados Unidos procede de ese país. Esto refleja la complementariedad productiva de nuestras economías. Reafirma que, más que una relación de competencia, la integración económica entre México, Estados Unidos y Canadá es una colaboración estratégica.
Esta relación no solo se mide en términos de exportaciones e importaciones, sino también en su impacto en la generación de empleo. La industria automotriz y de autopartes genera más de 5.1 millones de empleos en Norteamérica, de los cuales 3.4 millones están en Estados Unidos (1 de cada 7 puestos de trabajo), 1.3 millones en México y más de 430,000 en Canadá. Estos datos confirman que la prosperidad de uno depende de la estabilidad del otro. Apostar por la complementariedad regional permite a Norteamérica enfrentar los desafíos de la manufactura global con una base más sólida.
México no solo es un socio clave en Norteamérica, sino una de las economías más abiertas al mundo. Con 14 tratados de libre comercio que abarcan 50 países y 30 acuerdos para la promoción y protección recíproca de las inversiones, el país ofrece un entorno de certidumbre que pocas naciones pueden igualar. Este entorno ha consolidado al país como un destino atractivo para la relocalización de inversiones en sectores estratégicos como el automotriz y de autopartes.
El T-MEC ha sido clave para fortalecer a Norteamérica como una de las regiones más dinámicas y competitivas del mundo. Con un comercio trilateral anual de 1.63 billones de dólares, lo que representa el 30% del PIB global, este acuerdo ha fortalecido el empleo y el crecimiento económico en los tres países. Si entendemos que el futuro de nuestro comercio no se construye con barreras, sino con colaboración estratégica, Norteamérica podrá seguir liderando ésta y muchas industrias a nivel global.
POR FRANCISCO GONZÁLEZ DÍAZ
PRESIDENTE EJECUTIVO DE LA INDUSTRIA NACIONAL DE AUTOPARTES
Publicado originalmente por: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2025/2/20/el-otro-lado-de-la-moneda-la-complementariedad-que-fortalece-la-industria-automotriz-de-autopartes-en-norteamerica-677699.html
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